Ikasturte honetan jardunaldiek, erantzuteko
erraza ez den galdera bat planteatzen digute; guztion lana izango da, beraz,
irtenbidea aurkitzea.
XXI. mendean gaude jadanik, eta, ondorioz,
hezkuntza sistemak moldatu behar dira, gaur egungo gizarteak planteatzen dituen
eskakizunei erantzuna emateko. Irakasleok erronka berriei aurre egin behar
diegu. XXI. mendean hezteak, gure hezkuntza-lanean aldaketak sartzea eskatzen
du; irakaskuntza-lanari buruzko hausnarketa eskatzen du; metodologiako aldaketa
eskatzen du; eta, batez ere, ikasleak, biziko duten garaian gertatuko diren
aldaketa gogorrei aurre egiteko prestatzea eskatzen du.
Aldaketa guzti horien ondorioz, irtenbidea
aurkitu beharreko galdera sortzen da: “Zein
eginkizun garatu behar du XXI. mendeko irakasleak?”. Gizartea azkar doa
aurrera, eta, noizbehinka, behaztopaka. Horregatik, teknologi eboluzio zorabiagarria, familia edo
bizikidetasun esparruko aldaketak, kultura-aniztasuneko “trenak” galtzeko sentsazioa
dugu. Hitz gutxitan esanda, gogogabetasunak garamatzala, eta gure helbururik
garrantzitsuena bigarren maila batean
uztera bultzatzen gaituen noraezeko zurrunbilo batean murgilduta gaudela
dirudi.
XXI. mendeko irakaslearen azken xedea,
oinarrizko ezagupenak, balio handiak dituen ikasleria kritikoa heztea da, mende
berriak eskaintzen dizkigun baliabide teknologiko
guztiak aprobetxatuz.
Ekin lanari eta gogoratu behean doakizuena:
“Zerbait
berria esperimentatzeko, arriskatu, iragarri daitekeen lurraldetik alde egin
eta ziurgabetasunaren lurraldean sartu.” - Joe Dispenza.
Este curso las jornadas nos plantean una difícil cuestión, será pues, tarea de todos resolverla.
Ya estamos en el siglo XXI, y como tal, los sistemas educativos han de adaptarse y dar respuesta a las demandas que plantea la sociedad moderna. Los docentes tenemos que afrontar nuevos retos. Educar en el siglo XXI exige introducir cambios en nuestra labor educativa, exige reflexión sobre el propio trabajo docente, exige cambio de metodología; y sobre todo, exige plantearse cómo preparar adecuadamente al alumnado a afrontar todos los cambios drásticos que irán llegando en la época que les tocará vivir.
Como consecuencia de todos estos cambios surge la gran cuestión a resolver "¿Qué papel debe desempeñar el profesor del s. XXI?" La sociedad avanza a tanta velocidad, y a veces a trompicones, que sentimos la sensación de no poder coger "el tren" de la vertiginosa evolución tecnológica, de los cambios en los ámbitos familiares, convivenciales, de la diversidad cultural... En pocas palabras, parece que la inercia nos vaya arrastrando y nos movamos sin rumbo claro en una vorágine que nos va absorviendo, anulando o dejando en segundo plano nuestro objetivo final.
El profesor del s. XXI debe tener claro su objetivo final de formar un alumnado crítico, con altos valores, conocimientos básicos... y para ello, aprovechar todos aquellos recursos tecnológicos que el nuevo siglo nos ofrece.
Animémonos a intentarlo y recordemos que
"Para experimentar algo nuevo tenemos que arriesgar, dejar el territorio de lo predecible y entrar en el terreno de la incertidumbre" - Joe Dispenza.
Ya estamos en el siglo XXI, y como tal, los sistemas educativos han de adaptarse y dar respuesta a las demandas que plantea la sociedad moderna. Los docentes tenemos que afrontar nuevos retos. Educar en el siglo XXI exige introducir cambios en nuestra labor educativa, exige reflexión sobre el propio trabajo docente, exige cambio de metodología; y sobre todo, exige plantearse cómo preparar adecuadamente al alumnado a afrontar todos los cambios drásticos que irán llegando en la época que les tocará vivir.
Como consecuencia de todos estos cambios surge la gran cuestión a resolver "¿Qué papel debe desempeñar el profesor del s. XXI?" La sociedad avanza a tanta velocidad, y a veces a trompicones, que sentimos la sensación de no poder coger "el tren" de la vertiginosa evolución tecnológica, de los cambios en los ámbitos familiares, convivenciales, de la diversidad cultural... En pocas palabras, parece que la inercia nos vaya arrastrando y nos movamos sin rumbo claro en una vorágine que nos va absorviendo, anulando o dejando en segundo plano nuestro objetivo final.
El profesor del s. XXI debe tener claro su objetivo final de formar un alumnado crítico, con altos valores, conocimientos básicos... y para ello, aprovechar todos aquellos recursos tecnológicos que el nuevo siglo nos ofrece.
Animémonos a intentarlo y recordemos que
"Para experimentar algo nuevo tenemos que arriesgar, dejar el territorio de lo predecible y entrar en el terreno de la incertidumbre" - Joe Dispenza.
Mª Carmen - Maite
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